El 97,4% de las personas con discapacidad que vivieron en residencias durante la pandemia de la COVID-19 aseguran haber tenido angustia o ansiedad por esta enfermedad, según señala el estudio 'Impactos de la COVID-19 en centros residenciales de COCEMFE’ que se presentó el 29 de junio en un evento online que se puede volver a ver a través de este enlace.
Este estudio, elaborado por la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE) a través de entrevistas, grupos de discusión y cuestionarios que conformaron una muestra de cinco centros residenciales ubicados en diferentes comunidades autónomas, ha contado para su presentación con la participación de la directora de COCEMFE, Elena Antelo; la investigadora del Área de Cohesión Social y Coordinación Sociosanitaria de COCEMFE, María Georgina Granero, y la supervisora de la residencia de FAAM en Almería, Bárbara Trujillo; y ha sido moderado por el responsable del Área de Comunicación e Incidencia Social de COCEMFE, Enrique Moreta.
Según los datos percibidos por las personas que proporcionan atención directa y corroborados por las entrevistas y testimonios a personas usuarias, el 97,4% de las personas que viven en estos centros han experimentado un empeoramiento de su salud física, un 89,7% tuvieron que hacer frente a restricciones en el acceso a los servicios sanitarios y ese mismo porcentaje declaró haber sufrido discriminación y ver sus derechos vulnerados. Además, la totalidad de las personas con discapacidad de los centros declaró que le ha afectado en alguna medida los cambios en la normativa y las medidas y el 92,1% vio afectada su capacidad de autodeterminación.
En relación al personal de los centros residenciales, el sentimiento mayoritario durante la primera ola fue de miedo y preocupación, mientras que en la segunda mitad de 2020 destacaron el agotamiento y el cansancio y en 2021 alivio y tranquilidad.
En detalle, el 64,10% de las personas trabajadoras vivió miedo, estrés y ansiedad durante el primer momento de la pandemia, el 59% se enfrentó a escasez de material de protección (EPIs) y de pruebas diagnósticas y el 43,6% tuvo sobrecarga laboral.
Por otra parte, el 92,9% de las personas que trabajaban en centros residenciales declaró haberse esforzado para que no se notará su preocupación y en poner buena cara al entrar al centro y el 97,6% sintió que su trabajo fue esencial para ‘salir adelante’.
Además, el 100% de los y las profesionales consideran que el equipo de trabajo ha salido fortalecido de esta experiencia y el 90,2% asegura que les resultó difícil mantener el ritmo y la cobertura de los servicios.
“Con estas iniciativas de formación, de estudios, de investigación y de gestión del conocimiento sobre situaciones que hemos vivido estamos contribuyendo a que se mejoren los servicios dirigidos a las personas con discapacidad”, señaló Antelo, quien ha hizo hincapié en que “con la generación de conocimiento lo que hacemos es mejorar las condiciones y la calidad de vida de las personas con discapacidad”.
Asimismo, Antelo recordó que “después de la pandemia y los impactos que ha tenido la COVID-19, estamos ahora teniendo un debate social muy importante sobre los modelos de atención en centros residenciales” y en este sentido espera que nuestro país “sea capaz de construir un modelo de atención a las personas que sea respetuoso con la dignidad de las personas que atienda a las personas de forma individualizada y con recursos económicos suficientes para respetar los derechos y a la autodeterminación de de las personas y que puedan decidir libremente el sitio en el que vivir y en qué manera”.
Por su parte, Granero incidió en que “si la pandemia desnudó y profundizó las carencias y los retos estructurales del modelo residencial en España en general, también evidenció la necesidad de fortalecer los resortes fundamentales y elementos facilitadores del modelo centrado en la persona y abierto a la comunidad por el que apuesta COCEMFE”.
A su vez, argumentó que los centros participantes tuvieron “una situación diferente respecto del panorama más crudo de cifras y realidades que hemos conocido en los ‘grandes centros’ de más de 100 plazas, que muy probablemente estuvo asociada a dos elementos centrales: el tamaño mucho menor de estos centros, con una media de 30 a 40 plazas y algunos de hasta 15 plazas, y el enfoque orientado a la autonomía y a la persona que facilitó la generación de estrategias y prácticas efectivas para la contención del virus”.
Finalmente, Trujillo puso en valor “el papel fundamental realizado a nivel directivo, por mis compañeros y sobre todo las personas usuarias, que lo han hecho tan bien” y sobre la experiencia de confinamiento durante 45 días ha incidido en que “fue una experiencia intensa, porque dejábamos nuestras vidas, nuestras familias, pero lo hicimos con muchas ganas y compromiso, queríamos estar allí”.
Este evento se enmarca en las Jornadas de intercambio entre profesionales impulsadas por COCEMFE en el marco del Programa estratégico de fortalecimiento institucional del movimiento asociativo de COCEMFE con cargo a la asignación tributaria de 0,7, subvencionado por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030
Páginas
Te puede interesar